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Un artista, músico, plástico, visual, de teatro o del medio de expresión que se desee, es una persona que en general necesita estar inmerso en su creación y en sus sueños, para poder generar su producción artística. Es por esto que hoy en día está tan cuestionado, o más bien, debatido, el hecho de que un artista deba pensar en su propia difusión personal, como objeto comercial.

Es necesario analizar varios puntos:

En las diferentes épocas de la historia, el rol del artista en medio de la sociedad ha ido cambiando, y se ha ido adaptando a los diferentes requerimientos del mercado, tal es el caso de los pintores de la época de Rafael , o Goya, por ejemplo, quienes hacían sus obras por encargo y sobre los requerimientos del Rey. Una de las formas de promocionarse, de aquel entonces, era que el artista estaba presente dentro del cuadro. Claro, la única razón para estar allí, no era la promoción, sino un reflejo de sí mismo y una posición frente al cuadro pintado. Sin embargo, el hecho de estar presente, le servía a la vez como la mayor publicidad de sí mismo, pues todas las personas que conocían su cara, podían determinar y recordar que la obra en cuestión era obra suya.

Con el tiempo, los medios y canales cambian. Hoy en día, existen un grupo de artistas, generalmente los de vieja guardia, que consideran que su tiempo debe estar invertido únicamente para la creación artística. Sin embargo las nuevas generaciones han empezado a ser conscientes, poco a poco, de la importancia de autodivulgarse y autopromocionarse, pues de lo contrario, la competencia y la dificultad del camino pueden hacer mucho más difícil el darse a conocer.

En países como USA, donde existen promotores artísticos, tipo “managers”, especializados no en actores de TV o músicos, sino precisamente en artistas plásticos, se han dado cuenta que esta herramienta les puede ser muy útil, sin embargo, los costos que esto puede tener, son demasiado altos para un artista en nuestro país.

Por lo tanto, aquellos que han entendido que aprovechar las opciones que ofrece el marketing digital, es una buena opción, se les han abierto puertas, no solo a nivel nacional sino internacional.

Las nuevas tecnologías están en constante cambio, y, lo queramos o no, debemos adaptarnos a ellas. Aún si las antiguas generaciones no están en favor de los valores tecnológicos, tarde o temprano han sentido la necesidad de utilizarlas: redes sociales, páginas web, portafolios online, blogs, mailings, en fin, múltiples posibilidades que se multiplican cada día y están al alcance de nuestras manos.

Además estas tecnologías en muchos casos son gratuitas, o en su defecto, tienen unos costos muy accesibles al bolsillo de quienes quieren invertir el dinero en materiales de creación.

Hay un punto que si es importante: se debe aprender su uso, y sobretodo, sus estrategias. Hacer una página web requiere unos conocimientos técnicos mínimos, o bien, si no hay la disponibilidad para hacerlo, se puede pagar a un especialista –de mayor o menor nivel- para que la haga. Pero sobretodo, una vez en línea, la página, o el portafolio, se debe difundir, a través de las redes, los mailings, los videos, etc.

Con un mínimo de inversión en tiempo y dinero, se puede llegar a tener las herramientas necesarias para comunicar digitalmente hoy, sin necesidad de “traicionar” nuestro ser Artista, y al contrario, complementando los procesos creativos con el desarrollo de otras herramientas para la imaginación.